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Mujeres Tienen el Poder de Liderar en Una Manera Distinta

Susana Villarán (derecha) habla con Anne Hidalgo, alcalde de París, durante el Cumbre Mundial de la UGLC, en Bogotá (Octubre 2016).

“No se construye ni se transforma el mundo sin la mitad de la humanidad y, si nos cuesta tanto a las mujeres acceder al poder y a la más alta responsabilidad en nuestras ciudades, nuestro compromiso es transformarlas” dijo Anne Hidalgo, alcaldesa de Paris.

El escenario donde se escucharon estas palabras fue la ciudad de Bogotá en donde se celebró la Cumbre Mundial de la UGLC; esta reunión así como Habitat III en Quito, en octubre ambas, fueron testigos de la vibrante participación de un número significativo de mujeres autoridades del más alto nivel provenientes de todas las regiones, de líderes sociales, de tecnócratas de organismos internacionales, de niñas y adultas mayores, indígenas, de mujeres con discapacidad, todas articuladas en redes. De estas redes, el National Democratic Institute (NDI) conformó nuestra delegación de alcaldesas y líderes sociales convocadas.

El objetivo común, dentro de la diversidad que enriquece el movimiento mundial de mujeres, fue profundizar radicalmente el enfoque de género y las políticas en favor de los derechos de las mujeres que viven en ciudades materializada en los 175 artículos de la Nueva Agenda Urbana (NUA en inglés) aprobada en Quito por los estados miembro de las Naciones Unidas.

Luego de revisar lo trabajado en esos intensos diez días, sintetizó en dos los desafíos con los que salimos de Quito. Estos desafíos tienen que ser ADDRESSED para lograr el pleno disfrute de nuestros derechos, la promoción de la igualdad de género y el bienestar de los seres humanos en un planeta que, en pocos lustros, albergará en ciudades al 75 por ciento de la población mundial.

El primero de los retos es garantizar un proceso de urbanización, y el rediseño de ciudades ya existentes, que garantice nuestra plena autonomía física, económica, social y cultural. El segundo, arribar al pleno acceso de las mujeres al más alto nivel de decisión política en la ciudades del mundo.

En relación al primer reto los datos con los que contamos (y éste es el primer obstáculo, la falta aún de data desagregada) indican profundas brechas en las oportunidades de las mujeres en las ciudades: en el uso del tiempo por los roles que asumimos, acceso a la educación, a la salud, al agua, a la vivienda digna, al trabajo decente, al transporte seguro, a la seguridad y a una vida libre de violencia en el ámbito público y privado. Por ello, hay una necesidad del planeamiento urbano con transversalización de género; la distribución equitativa de los presupuestos con un sistema de tracking de los indicadores específicos diseñados para medir la inversión efectiva en la (MEASURES) para promover la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres, y la medición periódica de los avances y retrocesos que permitirán la identificación precisa de obstáculos y de oportunidades.

Pero si bien la inversión económica es fundamental, no es lo único; debemos desarrollar una poderosa política educativa utilizando toda la tecnología disponible y el trabajo con las familias y comunidades de base para incidir en el cambio de estereotipos patriarcales discriminadores.

En lo relativo al acceso al poder, los desafíos son aún mayores. ONU Mujer reunió a 500 alcaldesas y autoridades locales en el año 2013 señalando que solo el 5% de los alcaldes en los 194 países mundo son mujeres. La cifra puede cambiar un poco hoy pero no mucho. Nos ubicamos, en la mayor parte de las zonas urbanas del planeta en la base de la pirámide del poder en cargos de elección y designación. Mientras más alto se sube, menos mujeres hay.

Si bien es cierto que el hecho de ser mujeres en el poder no garantiza “per se” que la agenda de los derechos de la mujer y de la equidad de género se convierta en políticas públicas en las ciudades, es de justicia luchar por la paridad. Se constata que es más frecuente el cambio de paradigma de gobierno en el ejercicio de la autoridad y del poder por las mujeres, que es menos difícil arribar a consensos aún entre adversarias políticas en la agenda de derechos de la mujer.

Nuestra aspiración es llegar paritariamente al poder para transformar; ejercer la autoridad para servir y cuidar; inaugurar una manera distinta de gobernar. Es a ello a lo que aspiramos. Son esos nuevos modelos los que debemos difundir en aprendizajes creativos entre las mujeres líderes, una gran tarea por delante para el NDI que aspira a transformar la sociedad en favor de la democracia, la justicia, las libertades, la igualdad de derechos en la diversidad, la sustentabilidad del planeta.

En esta época de incertidumbres y cambios tan rápidos, somos testigos también que aunque pocas aún en el poder, las mujeres tienen el potencial de liderar de manera diferente. Existe un enorme potencial de las mujeres para el cambio, para re equilibrar las oportunidades en los territorios, para la transformación de nuestras ciudades en acogedores espacios que cuiden y protejan, que impulsen la autonomía de las mujeres y el bienestar de la humanidad entera.