Ha pasado un año desde que Luis María Duarte – uno de los miembros de la misión de observación electoral de NDI en Afganistán en el 2014 – fue asesinado durante un ataque terrorista en el Hotel Serena localizado en la ciudad de Kabul. Luis, quien es originario de Asunción, Paraguay, era un miembro de la comunidad global de NDI y había participado en las misiones electorales de la organización en varios países. Apreciado como colega y amigo de muchos en distintas partes del mundo, la muerte de Luis causó gran conmoción y aún más significó una pérdida importante para la comunidad de elecciones en todo el mundo.
Tuve el privilegio de conocer y trabajar con Luis. Primero entramos en contacto durante la misión internacional de observación electoral que la organización NDI dirigía en Afganistán en 2009, la cual trajo a expertos en temas políticos y electorales de todas partes del mundo. Desde el comienzo de aquella misión, era evidente que Luis retaría a sus colegas y hasta los inspiraría. Él tenía una manera excepcional de hacer amistades con gente de muchas partes del mundo. Su calidez y sentido del humor eran extraordinarios, y su pasión por aprender sobre diferentes culturas y tipos de cocina era única. Luis era un orador y oyente talentoso. Cualquier conversación, ya sea sobre política y campañas electorales de países en transición o sobre grupos de rock and roll de los años 80, dejaba a muchos pensando sobre la vida de una forma diferente, desde una perspectiva fresca.
Luis era un individuo realizado y usualmente contaba como sus experiencias en Paraguay habían influenciado su vida profesional, despertando en él un gran interés por la democracia y derechos humanos tanto dentro como fuera de su país. Luis fue profesor en la Universidad Nacional de Asunción y en la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de Paraguay. Él había servido como coordinador de programas para la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en Paraguay. Igualmente, Luis había sido asesor del vicepresidente de la Republica de Paraguay. Además, Luis había sido jefe de la oficina del Ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay para Asia y Oceanía y tratados bilaterales con Asia, África, Europa y Oceanía.
Luis estaba comprometido completamente con Afganistán y con las aspiraciones de su gente por una vida mejor. La misión del año anterior había sido la tercera misión en la cual Luis participaba en ese país. Con el paso de cada una de sus visitas, era cada vez más admirado por la gente de Afganistán, particularmente por líderes políticos, activistas, autoridades locales y nacionales, y miembros del equipo de NDI. Hasta el día de hoy, Luis es recordado en Afganistán como un gran diplomático, un experto político y un gran profesor - como un joven brillante que ayudó a muchos afganos a aprender acerca de las realidades políticas que transcienden las fronteras de ese país, a descubrir la cultura de Paraguay y Sudamérica, y a encontrar nuevas razones para construir un mejor Afganistán.
Durante el tiempo que conocimos a Luis, tuvimos el privilegio de compartir su dedicación por construir una sociedad más abierta y democrática, así como su visión del mundo en la cual una sola persona puede marcar la diferencia en el mundo. Continuamos apoyando tus sueños, Luis. Te extrañamos y siempre te recordaremos.
El director regional de América Latina y el Caribe del NDI, Jim Swigert, viajó a Paraguay como representante de la organización en los servicios funerarios. El siguiente recuerdo de Jim ilustra perfectamente la calidad de persona que era Luis y por ende la gran pérdida que su muerte significa para todos aquellos que lo conocieron.
Aunque no tuve el privilegio de conocer a Luis personalmente, si tuve el honor de acompañar sus restos a Paraguay y de representar a todos sus amigos y colegas del NDI durante sus servicios funerarios. Otro miembro del equipo de observación electoral que sobrevivió el ataque terrorista que acabó con la vida de Luis, Rokey Suleman, me acompañó. Al llegar a Paraguay, los restos de Luis fueron recibidos no solo por su familia sino también por una delegación de altos representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores del Paraguay y por el embajador de Estados Unidos en Paraguay, lo que demuestra el respeto que el gobierno de su país le tenía y la importancia de la misión por la que Luis entregó su vida.
Conocí a sus padres, su hermano y su cuñada, su prometida y amigos, así como, a otros familiares, compartí su dolor al recordar el valioso ser humano que era Luis. Brillante y cálido, animado por su fe religiosa, Luis era un hombre comprometido con el servicio público—como muchos de sus amigos me comentaron—predestinado a ejercer cargos de responsabilidad ya sea en el gobierno de Paraguay o en una organización multilateral. El director de campo del NDI en Colombia, Francisco Herrero, estuvo varios días con la familia de Luis mientras se organizaba el traslado de sus restos mortales desde Afganistán. Francisco también compartió el dolor de su familia y de sus amigos, el cual se hacía más fuerte con el reconocimiento de que un acto terrorista sin sentido le había puesto fin al brillante futuro de Luis. Durante esos días, alcanzamos a conocer a Luis como un mentor para sus amigos y estudiantes, como un soñador que dejó huellas en la academia, la diplomacia y los corazones de aquellas personas que tuvieron la fortuna de conocerlo—estas personas preservan el legado de Luis por medio de la fundación titulada en su nombre. La Fundación Luis María Duarte fue creada para abrir espacios de debate e investigación en la ciencia política y social y para establecer conexiones con organizaciones de Paraguay e internacionales para continuar el trabajo que Luis venía haciendo. Todavía recordamos y lloramos a Luis.