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No sólo observación, el monitoreo electoral en Guatemala abre puertas para el diálogo y la educación cívica

Milvia Roxana López (tercera de la izquierda) habla durante una capacitación para observadores electorales ciudadanos. “La confianza en mí misma fue fundamental”, dijo, refiriéndose a sus esfuerzos por romper estereotipos de género a través de la observación electoral, documentando incidentes de violencia y trasladando información a las y los  votantes durante las elecciones del año pasado.

A los 25 años de edad, Milvia Roxana López, una mujer indígena, puede ser pequeña de tamaño pero derrocha una confianza que obliga a escucharla. Como una observadora que monitoreó violencia electoral, Milvia se reunió con líderes de su pueblo y de las comunidades vecinas para documentar actos de violencia electoral -- algo que no es un tema fácil de abordar en un país que tiene una de las tasas de homicidios más altas en el mundo.

“Tener confianza en mí misma  fue fundamental”, declaró Milvia, refiriéndose a su rol como observadora electoral. “Para mucha gente, no es lo mismo cuando una mujer dice algo que cuando lo diga un hombre. No sé de dónde saqué la fuerza, pero lo hice”.

Originaria de Colotenango, un municipio del occidente de Guatemala,  Milvia, junto a otro observador, viajó a comunidades remotas para reunirse con los “comités honorables” conformados por líderes locales que fueron convocados para verificar la información de la observación. Al entrevistar a estos líderes regularmente, Milvia documentó incidentes de violencia electoral y luego  compartió sus hallazgos con la organización local que la apoyó, el Centro de Estudios y Documentación de la Frontera Occidental de Guatemala (CEDFOG), que a su vez trasladó la información de todos sus observadores con Acción Ciudadana (AC), la organización a cargo de la coordinación nacional.

Milvia y su compañero de observación tuvieron que pasar tiempo construyendo relaciones de confianza con los miembros de las comunidades en donde desarrollaron su trabajo ciudadano.

Este proceso se realizó semanalmente por cuatro meses antes, durante y después de las elecciones generales de septiembre de 2015 y la segunda vuelta electoral realizada en octubre. En total, 140 observadores se reunieron con más de 1,300 ciudadanos en 340 comunidades de 20 municipios para documentar casos de violencia electoral y la información del monitoreo del gasto de campaña. AC compiló y compartió la información con las autoridades electorales y los órganos de seguridad para que éstos tomaran las medidas pertinentes para responder a posibles violaciones a la ley sobre el financiamiento de campañas electorales o actos de violencia. De esta manera, el trabajo comunitario realizado por Milvia y sus compañeros observadores tuvo un alcance a nivel nacional.

La violencia es un tema sensible, que rara vez es discutido abiertamente por los líderes. Aunque el conflicto armado interno en Guatemala que duró 36 años y finalizó con los Acuerdos de Paz en 1996, dejó al país profundamente dividido y quienes desean hablar de la violencia todavía temen ser víctimas de represalias. Fue por ello que Milvia y su compañero de observación tuvieron que pasar tiempo construyendo relaciones de confianza con los miembros de las comunidades en donde desarrollaron su trabajo ciudadano. Así, más allá de recolectar datos, los observadores participaron en un proceso de educación cívica al proveer información y aclarar dudas de los ciudadanos sobre el desarrollo del proceso electoral para ayudarles a entender mejor sus derechos y así propiciar un ejercicio ciudadano consciente.

La estrategia funcionó, y a lo largo del tiempo Milvia notó que más personas estaban hablando durante las reuniones de los comités honorables, incluso se animaban a presentar sus preocupaciones sobre la violencia en sus comunidades. Esto fue especialmente relevante en el caso de las mujeres que tenían sus dudas respecto a participar en algo que percibían como demasiado político. Milvia manifestó sentirse orgullosa  porque las mujeres en su comunidad comenzaron a interesarse en participar cada vez más en la política.

A nivel nacional, las elecciones de 2015 fueron históricas por sus altos niveles de participación ciudadana. Este proceso electoral también fue uno de los menos violentos desde la apertura democrática en 1985. En parte, esta situación puede ser el resultado del intenso escrutinio público, como los esfuerzos de la observación local a largo plazo durante el período previo al día de las elecciones.

En Colotenango, Milvia compartió este sentimiento, expresando que sentía que sus esfuerzos, y los de sus compañeros observadores, ayudaron a que el proceso electoral fuese más seguro para que la gente pudiera participar. Además, ella estaba contenta cuando se presentaba la oportunidad de trabajar en otras comunidades, el cual representa un paso importante para superar las divisiones en el país.

"La parte más gratificante de esta experiencia fue poder visitar otras comunidades y comprender diferentes realidades", comentó Milvia con una gran sonrisa. “Era la primera vez que visitaba muchos de esos lugares y era muy satisfactorio poder reunirme con muchas personas para compartir esta experiencia con ellas'.